CAMINANTE NOCTURNO

Qué bueno sería ser un caminante nocturno, uno de esos que pasean por el borde de las escolleras en noches de tormentas, cuando el mar está picado, cuando la luna se ha escondido, cómo me gustaría tener 50 años y limpiar mis espejuelos con el pañuelo de seda que dejaste olvidado en mi habitación, ese que huele a rosas dulces, ese con el que dejé bien ataviada tu alma junto a la mía.
Me encantaría caminar sin rumbo y sin afán, buscarte sin hacerlo, con pasos lentos y vacilantes, encontrarte un mes de enero cuando ya mi esperanza por encontrarte haya claudicado, cuando tus besos ya se hubiesen borrado de mi pecado y tu original y explosiva risa de cumbias, de carnavales antillanos, de festín de pueblo, de comparsas y jolgorios, de fiestas de pueblo. este atrapada en mi mente para siempre.

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